Sembraré este adiós en tu cintura, este silencio en tus noches. Y mañana estaré en tu recuerdo.
Como árbol frondoso de años aniquilados y tiempos de amarse con rabia. Porque no hay razón de quedarse a contemplar la caída.
Por eso lo he decidido, por eso lo estoy soñando. Porque me sobran las palabras y te faltan las ganas.
Por eso te escribo una tristeza, porque no puedo tocarte, porque no puedo abolir la espera. Porque lo imposible es hoy gritos de guerra.
Sembraré desafíos en tus labios, con sangre y entierros de conocidos que se entregan al destiempo de estar parados ante la urgencia.
Porque no son los llantos mas que abono para mis pies. Ya no espero que vengas a salvarme. Porque siembro mi futuro sin tu nombre. Porque desvelo la almohada y entrego mis ganas a otras tempestades.
Por eso es que sembraré una duda en el corazón. Para anidar en otros otoños. En otras venganzas llenas de ternura.
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