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Sobre La Mesa

Sobre la mesa he dejado el cenicero; dos borradores de poemas y una pasión agonizante.

Una copa de vino y un libro abierto en tu página favorita; la que esta en blanco, la que nos falta escribir.

Un atrapasueños con muletas. Un beso al portador y dos manos abiertas para cuando quieras volver.

Las cuerdas de una guitarra, un crucigrama con tachones, la maqueta de un viaje que nunca llego, que siempre fue delirio de madrugada.

Un disco de Sui Generis y los pedazos de un corazón en mantenimiento.

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Sus Besos

Sus besos tenían pasado, edad, melancolía; dueño y fecha de caducidad. Tenían una primavera triste. Sus besos no eran magia, ni eran ternura. Eran un remolino de pasiones en defensa propia. Eran el mar después de verano, la noche vista desde el tejado. Sus besos querían romper mis huesos, dejarme en la calle pidiendo pan y poesía. Aventarme a la sima más profunda de otros otoños, traviesos y dispuestos a la guerra. Sus besos traían el misterio hasta mi mesa, el café por las mañanas y el descanso después de la jornada. Sus besos tenían, eran, querían y traían el mundo. Sin embargo terminaron llevándose el universo en sus labios.

La Niña de las muñecas sin rostro

Hace algunos días tuve que verme en la dificil situacion de asistir un domingo al trabajo, estar entre aquellas cuatro paredes que sirven de mausoleo semanal un fin de semana es de las peores desgracias que un ser humano puede experimentar. Sin embargo hay cosas que siempre ayudan a tolerar las cargas y en esa ocasión era la música, a todo volumen para espantar las quejas. De pronto en el silencio que crea el cambio de una canción a otra, escuché un ruido, de los habituales que se crean al entrar en contacto algo humano con algún objeto inanimado. Volteé sigilosamente mi vista hacía la bodega, el ruido desapareció. Sin embargo no logré estar quieto. Volví a lo mio y cuando de nuevo la música dejo pasar el silencio -como si de una broma macabra se tratase- escuché el ruido de nuevo. Aquello me tenía perturbado y decidí echar una nueva mirada, esta vez desafiante y profunda a la bodega, el resultado fue igual al an...

Si Pudiera

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