Saliste de mi corazón dando tumbos. Pronunciando mi nombre en otros cuartos, dando besos a otras bocas. Licenciando el deseo por afanar una compañía.
Enviando las postales del horror a otros destinatarios, sudando en otros brazos. Tiñendo el cielo carmesí de poemas mal hechos, bien corregidos.
Soñando en otras camas, perdiendo el miedo a las miradas. Confundiendo los apellidos, rimando mal las canciones, jugando el juego que perdí.
Abrazando días vacíos, caminando por callejones perdidos, regresando siempre a donde no te esperaba más que el placer de las cercanías. Muriendo de pie.
Aprendiendo a decir adiós cada fin de semana, cuando la arena fina confundía huellas. Sintiendo apenas un rasgo atrasado de memoria. Saliste de mi corazón dando tumbos.
Comentarios
Publicar un comentario