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Mostrando las entradas de 2017

Prediscible Locura

En esta unión de olvidos y reproches encontré un viejo recuerdo, recuerdo lleno de hastío y nostalgias. Ví morir el mañana en cada noche que ignoraste mi penar, con ese silencio mortal ahogaste mi pasión. La canción que tocó mi corazón se fue llenando de palabras muertas, de rencores varios y futuros sin tu nombre. La esquina del bar fue testigo de mis reclamos, las ilusiones volaron a otras latitudes. Ahora tengo el carmesí de otros labios estampado en los ojos, sin embargo vuelvo a recordarte en noches como esta, llena de delirios y barro. Con sangre, sudor y amarguras impregno esos recuerdos imposibles. Por las calles arrastro el eco de tu respirar, para ocultarlo en el calor de otros brazos llenos de piedad. Prediscible locura fue llamar amor a esta unión de olvidos y reproches.

Tengo

Tengo los ojos llenos de ayer, la espalda rota de bahías blancas y las manos obedientes de tanto rezar en voz baja. Tengo la mañana incrustada en los pies, el llanto seco de tanto verte partir, el pecho frio de la espera impaciente. Tengo llenos los almanaques de postales viejas, de vaho de otros inviernos, las pasiones están en huelga y el cenicero sigue engordando penas. Tengo los ojos puestos en el porvenir, que te crea a imagen y semejanza de abriles. Tengo la esperanza depositada en un reloj de arena. Tengo un sueño despierto al mediodía, clavado en preguntas varias. Tengo el final inventado, las horas llenas de libertad y prisas; tengo esta pobre duda de no saberte más mi cielo. Tengo mil nombres como llamarte y cien reproches como olvidarte. Tengo el odio en tu cintura y la primavera con sus amores evitándose soluciones. Tengo ganas de hallar en una servilleta tu nueva dirección. Tengo pasos de ida y vuelta, tengo el silencio y no tengo...

Concierto de caricias

Yo me tuve que marchar, en aquel concierto de caricias mis manos sobraban. En más de un abismo te reconocí cómplice, en más de algún silencio te adivine fugitiva. Siempre buscando una razón para conjugar los pronombres de manera ascendente. Poniendo algún misterio en cada encuentro, llenando el calendario de otras miradas. Tenía siempre una excusa para no envejecer, yo mil razones para sentirme viejo. Fui rodando por las aceras, dejando cigarrillos humeantes en las veredas, castigando las manos, habitando en tercos enconos, sospechando del silencio: cuando todo estaba pasando. Yo me tuve que marchar, ya no tan lejos. La memoria siempre encuentra su manera de deshacer distancias, pero la noche siembra siempre un hasta luego, lo abona de mentiras y florece en primavera como un roble de dolores, dando frutos de desengaño.

Una Tarde En El Café

¿Azul turqueza? El color que vestías aquella tarde en el café, tarde de delirios estampados en los ojos, en la que arremetias silencios y sollozos reclamantes contra mis desprecios, ahora estamos llenos de aquella tarde. Tenías el animo en calma, la espera te había hecho un ser ausente del cotidiano andar de gentes sin rumbo, endulzastes tu café con desdén de acto protocolario, me distes unos caramelos, yo encendí un cigarrillo, te reistes por un momento. Nos sirvieron el postre, dejastes que el silencio se tragara las palabras. Mis ojos, ignorando tu mirada, se ocuparon del sabor del café; tu café agonizante de calor, se enfrió pronto. Te fuistes sin despedirte, solo recogistes tus silencios, tus olvidos y los últimos recuerdos compartidos. Aquella tarde en el café de azul turqueza tenías el alma; y con el llanto desbordado por tu ser desteñistes un arroyo de recuerdos que asfixió mi voz, dejando desde ...

Siete horas antes de que se ponga el sol

Dejaré las huellas de una pasión que se ha marchitado en las manos, las postales de la niebla y el frío de la madrugada atado a su cuello. Me iré por un caminito de abril, dejando los besos amargos en otros labios, licenciando el olvido a quererte los domingos por la mañana. Aprenderé el noble arte de la contemplación sin posesión y ya no habrán más poemas nuevos, todos serán de otro tiempo, de un tiempo que duda: si crecer o echarse a llorar. El alquitrán sembrará de flema mi garganta, nadie vendrá a verme cuando este bajo tu cielo azul a fuerza de querencias, nadie sabrá cuanto quema la nostalgia. El milagro de los encuentros estarán en bancarrota, turbios marcharán los silencios por la Gran Vía, la noche se estampará en la espalda siete horas antes de que se ponga el sol.

Vení

Vení que te cuento las heridas, las flores marchitas suelen dar vida a otros seres. Vení que te tengo lo lunares en un vaso de ginebra, vení que te estoy esperando desde la última luna de miel. Vení que la noche avanza y el pasado esta muriendo a fuerza de silencios. Vení que estoy sediento de tu amor, vení que ya no somos pibes. Vení que te encuentro en todas partes, vení que te está borrando el sueño. Vení que estamos despiertos en medio de esta pesadilla. Vení que el reloj se detuvo en mis manos, vení que me encierro en tu recuerdo, vení que a este poema le hacen falta tus besos. Vení que las canciones no dejan de sonar y ya me aprendí las que te prometí. Vení que te necesito y vayamos juntos a comernos el adiós. Vení que te sigo espiando por la ventana de mis soledades, vení que se hace tarde. Vení que te cuento las heridas, vení para ponerle final a esta noch...

Un mundo que no existe

Cruelmente nos convertimos en un mundo de sombras; estamos constantemente buscando agradar con mentiras, fingiendo la aprobación ajena; vemos los vicios ser tolerados a plenitud y las virtudes ser exageradas. Siempre estamos pendientes de proteger nuestra glotonería de placeres taciturnos, acumulando más y más saliva entre las palabras. Proyectamos un mundo que no existe, destruyendo todo lo real en favor de las tercas ilusiones; llenamos todos los espacios con estupideces cada vez más perturbantes y desagradables. Aprendimos a deshacer lo aprendido y estamos al borde del sacrificio de la especie, la cual esta llegando al éxtasis de vivir un presente que no es suyo, relegando a puestos de olvido el estudio de nuestras grandes cicatrices y nuestra eterna herida mortal. Aplaudimos la ignoracia, loamos la inferioridad, creyendo que la humanidad debe estar regida por el peso de la comprensión natural de las desgracias colectivas, sumergiendo en toneladas ...

Rota la Memoria

Apareces inerte, sola, desposeída de la mano mía, cubierta de la soledad nuestra. Rota la memoria, quebrado el futuro. Llenas las bocas de besos paisajes, poblados los amaneceres de encuentros postizos. La piel enmudece venganzas, las lágrimas telón. Humo inclemente, deseo atrasado, marchito el reloj. Muerta la esperanza, dioses en quiebra, poetas en huelga, amores truncados. Odio enano, sentencia sin culpable, inocente perdido, perdón confuso. Rota la memoria, quebrado el futuro.

Prescindí

Prescindí de tus besos y tus llantos, llené de almanaques todos los estantes. Llené de silencio cada madrugada. Prescindí de tu mirada inquieta, de tus manos a destiempo. Alquilé un cuarto de hotel a tu salud. Prescindí de la luna y de las estaciones, de tus lunares, tu risa y tus olvidos. Busqué darte una canción muerta. Prescindí de tus esquinas y tus vocales, fui llenando un sobre con los besos que no quisiste, ayer se los entregue a una fulana que cobra a plazos y sin garantías. Fui dando tumbos por la acera de desaires que tu mirada sembraba en las mañanas. Hoy ya derrotado prescindí de tu recuerdo.