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Mostrando las entradas de diciembre, 2015

Saliste

Saliste de mi corazón dando tumbos. Pronunciando mi nombre en otros cuartos, dando besos a otras bocas. Licenciando el deseo por afanar una compañía. Enviando las postales del horror a otros destinatarios, sudando en otros brazos. Tiñendo el cielo carmesí de poemas mal hechos, bien corregidos. Soñando en otras camas, perdiendo el miedo a las miradas. Confundiendo los apellidos, rimando mal las canciones, jugando el juego que perdí. Abrazando días vacíos , caminando por callejones perdidos, regresando siempre a donde no te esperaba más que el placer de las cercanías. Muriendo de pie. Aprendiendo a decir adiós cada fin de semana, cuando la arena fina confundía huellas . Sintiendo apenas un rasgo atrasado de memoria. Saliste de mi corazón dando tumbos.

Sembraré

Sembraré este adiós en tu cintura, este silencio en tus noches. Y mañana estaré en tu recuerdo. Como árbol frondoso de años aniquilados y tiempos de amarse con rabia. Porque no hay razón de quedarse a contemplar la caída. Por eso lo he decidido, por eso lo estoy soñando. Porque me sobran las palabras y te faltan las ganas. Por eso te escribo una tristeza, porque no puedo tocarte, porque no puedo abolir la espera. Porque lo imposible es hoy gritos de guerra.  Sembraré desafíos en tus labios, con sangre y entierros de conocidos que se entregan al destiempo de estar parados ante la urgencia. Porque no son los llantos mas que abono para mis pies. Ya no espero que vengas a salvarme. Porque siembro mi futuro sin tu nombre. Porque desvelo la almohada y entrego mis ganas a otras tempestades. Por eso es que sembraré una duda en el corazón. Para anidar en otros otoños. En otras venganzas llenas de ternura.

La Soledad Que Construimos

E s la misma de ayer. Venimos vencidos, con sed, a beber de esta copa vacía. Libres y atados. Con un museo de intentos fallidos. Vana gloria del guerrero que antes tenía enemigos y victorias. Y ahora que se alzan los muros con kilómetros de por medio, por si acaso, no queda honor en nuestras manos. ¿A que sabe la victoria? ¿A que sabe la derrota? No sé la diferencia. Ambas las celebro/lloro con vino. Conocer los miedos fue el estallido de la locura. Admito que prefiero los detalles del principio, mejor sabían, que estos secretos atesorados en los labios. Al fin de cuentas nadie conoce la soledad. Se acercan los pasos y se llenan los espacios con lo que a mano nos quede. Sin embargo hemos elegido construir esta soledad; alimentarla con disimulos y compartirla con gente que esta sin estar.

Sobre La Mesa

Sobre la mesa he dejado el cenicero; dos borradores de poemas y una pasión agonizante. Una copa de vino y un libro abierto en tu página favorita; la que esta en blanco, la que nos falta escribir. Un atrapasueños con muletas. Un beso al portador y dos manos abiertas para cuando quieras volver. Las cuerdas de una guitarra, un crucigrama con tachones, la maqueta de un viaje que nunca llego, que siempre fue delirio de madrugada. Un disco de Sui Generis y los pedazos de un corazón en mantenimiento.

Pero No Vienes

A veces quisiera que vinieras, que dejaras los tercos rencores, que recordaras las tardes de febrero, que te detengas a espiarme mientras duermo. A veces quisiera que en sueños te quedaras presente después de que abro los ojos, que inundes mi realidad de incoherentes poemas y versos huerfanos. A veces quisiera que estuvieras aqui, que con tu pelo cubrieras mi rostro, que tuvieras sobre los hombros esta misma ansiedad que siento por besar una vez más tus labios. A veces quisiera que fueramos aire, que volaramos a otras ciudades, que nos escaparamos del tiempo, que vinieras a entregar tu mirada y que con las manos secaras mis lagrimas. Pero no vienes...

Nuestros Besos

Ayer cumplieron un año más. En cada mirada envejecen. Se vuelven llama en agonía, tristes va rodando en el calendario. Fueron víctimas del tiempo. Ese monstruo sediento que no cesa de gastarnos . Pero mi beso se cuelga en las agujas del reloj. Se aferra a la idea de ser génesis en tus labios cada mañana. En la ventana deje unos versos de Benedetti, como señuelo. Para ver si te asomas a leer. Para ver si me lanzó al abismo de tu boca. Para ver si puedo sembrar con besos nuevos nuestra historia. El miércoles tal vez vengas a verme y a repartir las cartas, las tendré marcadas con poesía. Porque necesito hacerte trampas. Porque necesito rejuvenecer nuestros besos.

Tormenta De Agosto

Llegaste como tormenta de agosto, con aires fuertes de belleza, con un cielo poblado de grises pasados. ¡Delito! Eso debe ser; llegar así y entregar en cada sonrisa una ilusión. Tener esos lunares ajenos en la frontera del deseo. Poner la desfachatez de tus palabras en mis oidos. ¿Y yo? Que solo cuento con malas paginas, con tres fracasos en la piel, con las manos temblorosas, con los sueños en espera, con tres (quizás cuatro) canciones de Sabina; débil defensa contra su mirada. ¡Dispare! ¡Ay mi madre! ¡Qué insensatez!

Fue Ella

Si mañana muero y tienen el disgusto de enterrar estos huesos y estas carnes, que ya antes de ser cadaver están tan descompuestas, tengan en bien saber que no fui yo quien termino con mi vida, fue ella. Fue ella quien puso en mis labios el deseo, el pecado y aquel adiós que aún después de muerto seguirá doliendo. Fue ella quien me entrego a la muerte, con sus silencios y desaires. Ya el tiempo estará en otros calendarios y la soledad que llenará mi rostro pálido tan solo vendrá a confirmar la palidez de aquella última página donde nunca supe escribir adiós.