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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Besos Descalzos

Besos descalzos  que jóvenes envejecieron  en nuestros labios.  Besos huérfanos de amor,  besos para aprender andar sin caminar.  Besos mojados de olvido y pasión,  besos sin futuro ni razón. Besos descalzos sobre las brasas del quizás,  aprendiendo a saltarse el invierno.  Besos para el sábado, con resaca el domingo.  Besos al rescate  de un corazón moribundo. Besos del pasado traidor,  del futuro incierto,  besos con fecha de vencimiento.  Besos al servicio de la patria,  besos del presente infeliz. Besos de hotel a oscuras,  besos sedientos de amor,  besos de simulacro en beneficio del placer.  Besos descalzos escritos en la pared.

Castillos de Arena

Había olvidado lo placentero que es estar sólo, porque aquella batalla de emociones (llamarlo relación siempre me ha parecido tan patético) había puesto el tablero en desorden.  Lo que ahora me inquieta son esas cosas triviales de los enamorados: las causas, los errores, los intentos fallidos, las promesas, la línea. Si; la línea divisoria entre lo que fue real y lo que vino a ser enteramente teatro.   ¡Ah! Pero tengo ventaja en estos asuntos. No es la primera vez que juego a descifrar estás cosas triviales. Y aunque en temas de amor jamás se tiene la suficiente experiencia; quiero hacerme a la idea que algo he aprendido de este rompecabezas de sentimientos. Por ahora quiero disfrutar del espacio y todo el tiempo que lamentablemente ahora sobra.  La felicidad al fin de cuentas y de rasguños es un castillo de arena en la playa; muy complicado de hacer y tan fácil de destruir. Basta con el simple y torpe movimiento de un pie harto de esfuerzos en vano.

Por Eso Muero Más

No me gustan las películas de acción,  ni los malabaristas en los semáforos,  no uso corbata,  ni pretendo escribir  una letanía de mis miedos;  por eso muero más. No asisto a los cumpleaños,  ni me acuesto en los campos verdes,  no he escuchado como  las cigarras cantan su  monótona canción en primavera;  por eso muero más. No he enterrado en un recuerdo la pasión,  ni voy a la playa en verano,  no he plantado tulipanes  en jardines robustos de melancolía;  por eso muero más. No he escrito poemas  para que vengan a leerlos los académicos,  no siento marchitarse  las miradas en los encuentros,  ni cuento las colillas  de mi obeso cenicero;  por eso muero más. No toco las puertas que me cierran,  ni sé como despedirme,  he luchado por causas pérdidas,  no reclamo al silencio más palabras,  ni exijo cuotas...

Una Tormenta Necesaria

Ha caído una tormenta necesaria,  ha venido el frío a recordarme  la apacible soledad.  Siempre espero que la lluvia  me lave las heridas,  he sentido el peso  de toda mi vida sentarse  sobre mis hombros  y no he podido reconocerte  amor en mis manos.  Las palabras golpean mi silencio  y en bailes siniestros  de olvidos y recuerdos  se ríen en plena oscuridad.  Siempre he tenido esa necesidad  de buscarte en los calendarios,  de reclamarte los besos  que deje escapar en otras bocas,  de llamarte augurio y martirio matinal. Y sigo escribiendo tristes poemas  sin que vengas a leerlos,  sin que siembren en ti  alguna promesa nueva,  sin que puedan mostrarte que sigo de pie  esperando tu abrazo.

Dame tu beso

Dame tu beso  para confundir el cielo con tus labios dame tu beso esta noche que los aullidos de lobos no cesan. Dame tu beso y que me sirva de abrigo en terribles mañanas de invierno gélido, dime palabras pequeñas para mi desgastado y torpe corazón.  Dame tu beso y deja que las prisas se amotinen en nuestro abrazo, deja que te vea a través del cristal de tus pupilas.  Dame tu beso y viajemos al Oz a cumplir las promesas del amor.