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Mostrando las entradas de 2019

El Maldito Olor De Las Velas

Llegar a casa. Comenzar a poner en orden parte del desastre, los disturbios ocasionados por los deudos, sillas desordenadas, restos de basura por todos lados y el desagradable olor a velas. Todo esto pudo ser evitado, si tan solo parte de los últimos deseos de mi madre no hubiera sido que su velatorio tenía que hacerse en casa. Pero no, la vieja quiso que esta escena lúgubre e incomoda se hiciera acá. Pero más allá de este desorden -que de a poco se despeja- están las cosas emocionales, ese caer a la realidad y saber que no hay nada más que hacer, que ya no existe forma de acercarse a ella para pedirle un consejo (que casi siempre tenía tono de regaño o de reproche); después de todo, ya era el único de sus hijos que había quedado a su lado, los demás habían asumido ya la tortuosa tarea de construir su "propio hogar", y no digo esto a forma de queja, de ninguna manera, espero se entienda que lo menciono porque ahora el impacto en mis huesos tiene una cuota mayor de pena. ...

Fue así

Su mirada decía cosas que mis fatigadas manos no sabían escribir, sus besos eran suaves, tiernos, escondían un universo de alegrías.  Fue así como descubrí que las prisas son innecesarias, fue así como vi el mundo a través del brillo de un lucero, ella lo llamaba su mirada.  Desde ese día supe que no sera el astro rey quien ilumine mis pasos, desde ese día deje que sus ojos me alumbraran el camino.

¿Después?

¿Después? ¿Qué habrá después de estos silencios habitados de soledad?  Siempre he creído que el olvido es una palabra utópica. Una quimera para los enamorados. ¿Quién ha sido capaz de olvidar?  ¡Nadie!  Siempre hay un recuerdo donde habitar, una excusa donde regresar y unos labios prohibidos de razones. Ya este adiós largo se cubre de nieve, destruye el corazón y detiene el pronto.

Identidades

Desconozco la fuerza con la que me llevas al abismo, desconozco mi nombre y el pasado.  Estoy parado a mitad de la vida, queriendo saber que nuevo nombre le pondrás al recuerdo; que otra boca sabrá de mis labios, que otros ojos conocerán mis sueños, que hechizo matinal abrirá la tumba de todos mis males. Nuestra identidad ha caído en su decadencia final, y no hay botes salvavidas en este barco. El vaho de los inviernos de la década doliente se ha infiltrado en las manos, en las cicatrices, en las promesas, en las madrugadas.

Ya Su Silueta Viene A Mi

Ya su silueta viene a mi, cargada de insomnios y virtudes varias. Llena de olivos en la sien, repletas las manos de caricias verdaderas. Viene y me desentona el orgullo, viene y su presencia de mujer delgada en la cintura me absorbe de golpe la humanidad. Y yo que siempre he preferido sentirme impropio en sus labios encontré mi reposo y mi identidad. Puesto a decidir entre la vida y sus ojos me vi envuelto en su pecho de ave en vuelo, sabiendo que en su noche mis días tienen sentido. Ya su silueta viene a mi, me abraza con besos y me pone una canción con sones caribeños en la mente, quizás sea delirio de primavera, quizás sea deseo a destiempo, lo cierto es que en sus brazos el invierno estalla de alegría. La veo venir y se desborda mi alma, es ella la dueña de mis versos y la que los pone a bailar de amor.

De Una Mujer

De una mujer nunca se vuelve intacto; siempre se traen memorias partidas y las manos vacías.  Existe siempre esa incertidumbre de lo que pudo ser, de si existe todavía aquel marchito árbol; de si las madrugadas sembraran mañanas algún día.  La huida de una mujer trae también dolores varios, nostalgias dispersas, lugares prohibidos; sueños muertos. De una mujer nunca se vuelve intacto, queda la casa huérfana y las ventanas parecen infinitamente pequeñas, el frío se atornilla en los huesos.  Es por eso que nunca se está preparado para empezar de cero; porque siempre se queda un poco, aunque ese poco sea alquimia de pasos, destellos de recuerdos hermosos que hieren.