Ir al contenido principal

Ya No Existo

Enciendo un cigarrillo y bostezo sueños antes de dormir, me pago un viaje en hojas amarillas y vuelvo con la lluvia.

Recorro los pasillos de las funerarias cantando Peces de Ciudad, abandono los encendedores en los bares, me alejo de los autobuses.

Me alquilo un cuarto de hotel y me juego el futuro a la carta mayor, desvelo las horas fumando desde otro rincón.

Tomo tus fotografías y las entierro en el jardín, dejando que las abejas se lleven tu aroma y color a sus panales de miel amarga.

Pongo tierra por medio a las noches que te nombran silencio y te gritan olvido, alimento el presente con los labiales de otras bocas.

Las mañanas las lleno de páginas nuevas y rencores viejos, a la cajita de música que olvidaste en mi escritorio se le acabo la cuerda.

No me quieras. Ni me busques, que ya no existo...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sus Besos

Sus besos tenían pasado, edad, melancolía; dueño y fecha de caducidad. Tenían una primavera triste. Sus besos no eran magia, ni eran ternura. Eran un remolino de pasiones en defensa propia. Eran el mar después de verano, la noche vista desde el tejado. Sus besos querían romper mis huesos, dejarme en la calle pidiendo pan y poesía. Aventarme a la sima más profunda de otros otoños, traviesos y dispuestos a la guerra. Sus besos traían el misterio hasta mi mesa, el café por las mañanas y el descanso después de la jornada. Sus besos tenían, eran, querían y traían el mundo. Sin embargo terminaron llevándose el universo en sus labios.

La Niña de las muñecas sin rostro

Hace algunos días tuve que verme en la dificil situacion de asistir un domingo al trabajo, estar entre aquellas cuatro paredes que sirven de mausoleo semanal un fin de semana es de las peores desgracias que un ser humano puede experimentar. Sin embargo hay cosas que siempre ayudan a tolerar las cargas y en esa ocasión era la música, a todo volumen para espantar las quejas. De pronto en el silencio que crea el cambio de una canción a otra, escuché un ruido, de los habituales que se crean al entrar en contacto algo humano con algún objeto inanimado. Volteé sigilosamente mi vista hacía la bodega, el ruido desapareció. Sin embargo no logré estar quieto. Volví a lo mio y cuando de nuevo la música dejo pasar el silencio -como si de una broma macabra se tratase- escuché el ruido de nuevo. Aquello me tenía perturbado y decidí echar una nueva mirada, esta vez desafiante y profunda a la bodega, el resultado fue igual al an...

Si Pudiera

Si pudiera atrapar este silencio, detener la lluvia de memorias, escribir una letanía de esta angustia. Si pudiera habitar los rincones de los días, construir una casa en tus manos, regar con mis lágrimas esta noche que me hace mirarte. Si pudiera estremecer la soledad, compartir el incienso de otros besos, decir "te quiero" con argumentos nuevos. Si pudiera diluir los kilómetros, sembrar con pasos mi partida, renovar los rituales y los contratos. Si pudiera estar donde siempre quise, en la fotografía ajena, en los atardeceres a la orilla del campo, en los latidos de tu corazón. Si pudiera desearte sin temores, seguir esta marcha al compás de tu pelo libre, sin esta voz marchita y poblada de caricias prohibidas. Si pudiera cantar una canción bordada de razones, establecer mi ira en los relojes. Si pudiera atrapar este silencio, detener la lluvia de memorias, escribir una letanía de esta angustia