Los besos se pudren, la alquimia acabó por devorar los pasos, el tiempo supo anidar su arena en otros desiertos poblados de vagos recuerdos.
Las agujas de un terco reloj atrajo a su red un pez sin apetito, las cumbres se han vestido de noche, los días marchan tristes y los litigios amorosos se estrechan contra las paredes de iglesias.
El resumidero de las penas se ha vaciado; dejando sus olores en las palabras. El pronto se seco y se harto de cabalgar en las mejillas disfrazado de lágrimas.
Pelotones completos de sentimientos marchan al paredón de los porvenires marchitos, una bestia llena de colmillos y bocas famélicas se alimento de nuestras memorias.
Este manifiesto sentimental anoche vino a llevarse las últimas gotas de lujuria, lejos han quedado tu mirada y la mía; en el horizonte puso su bandera y nuestras cabezas como dianas para un francotirador.
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