Después de ver el desfile de cadáveres desde la ventana y con la puerta bien cerrada por si acaso. Después de sentarme a beber un licor en medio de la taberna más ruidosa de estos lares. Después de llenar de candados las manos y los besos, de mear detrás de un árbol, sin lavarme las manos. Después de brindar un "te quiero" impostor a la primera que tuvo el descaro de aguantarme. Después de llevar sangre a los cumpleaños y petardos a los velorios; después de malgastar las últimas páginas. Después de poblar la madrugada de cenizas y reproches, de andar de un lado a otro con los zapatos llenos de fango. Después de malvivir en los hoteles, en las esquinas y otros cementerios; ya imagino el rostro de la muerte al venir a recogerme y encontrarme con un cigarrillo en la boca y pidiendo unos minutos más hasta terminarlo.
"Un espacio donde juegan los seres que no lastiman"