Siempre ha sido esto. Andar con los ojos inundados de recuerdos.
Pasear la tarde por veredas habitadas de silencios. Presumir esta alegría de alquiler.
Reconocer en la oscuridad el vacío de la cama. Tejer con harapos cada mañana un saludo alivio/consuelo.
Gritar a voces sordas en cada renglón, en cada ventana, en cada tarde. Inventarse para no morir.
Soñar con el incienso de tu cuerpo, jadeante de sudor. Poner un beso sin destino, beso anónimo de labios.
Izar la bandera de la pureza y ocultarse en su sombra. Habitar en fotografías, en poemas, en canciones, en páginas olvidadas, en la agenda del porvenir.
Fumarnos las palabras y masticar las promesas, hasta vomitar los insultos.
Siempre ha sido esto. Andar con los ojos inundados de recuerdos.
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