(Cecilia A. Barahona) Inquietante tarde, tarde de lluvia y letargos. Tarde que arde con su frio poblando esta soledad inevitable. Inevitablemente prolongada, pronunciando tu nombre a oidos sordos en cada suspiro de hastio y silencio. Silencios que sin apuros me dicen que estuviste, que estas, que estarás presente y ausente deteniendo el tiempo en viejos relojs de arena. Tiempo que continuamente gasto pensándote, lejano y con las manos felices llenas de mi ausencia involuntaria...
"Un espacio donde juegan los seres que no lastiman"